La salud financiera: clave para una vida mejor y más longeva

En el marco del Global Pensions Programme, Diego Valero compartió ideas transformadoras sobre salud financiera, tecnología e inteligencia artificial (IA), abordando un tema crítico que afecta a personas y empresas por igual: el bienestar financiero. Con datos alarmantes, como el hecho de que en más del 82% de los países la ciudadanía no aprueba un test básico de cultura financiera, Valero enfatizó la urgencia de actuar.

 

La salud financiera se define como la capacidad de gestionar recursos de manera eficiente, controlar las finanzas diarias, afrontar gastos inesperados y trabajar hacia objetivos a largo plazo. Se sostiene sobre cuatro pilares: presupuesto, ahorro, inversión y manejo de deuda, con un elemento adicional: los seguros. A pesar de ser un producto incómodo, los seguros ofrecen tranquilidad al proteger nuestro patrimonio y vida. Sin embargo, la falta de percepción de su valor es un problema conductual que debe abordarse.

 

Uno de los principales enemigos del bienestar financiero es el estrés, que puede deteriorar la salud física y mental, y afectar la productividad. Como explicó el profesor Meir Statman, este estrés limita nuestra capacidad cognitiva, aumentando el riesgo de enfermedades crónicas y afectando la toma de decisiones.

 

La educación financiera como medicina esencial

Valero destacó que la educación financiera es un remedio directo contra el estrés financiero y mejora el bienestar general. Un buen estado financiero va de la mano con la salud física y mental, y hasta impacta en la longevidad. Además, beneficia a las empresas al incrementar la productividad y fomentar la innovación. La capacidad de medir el bienestar financiero es esencial, y se debe hacer en dos dimensiones: cuantitativa y cualitativa. El ámbito cuantitativo considera indicadores como los niveles de deuda y el ahorro de emergencia, mientras que el cualitativo se enfoca en las percepciones subjetivas de las personas sobre su bienestar financiero.

 

 

El poder de la economía del comportamiento
Valero también habló sobre las herramientas conductuales, como los nudges (pequeños empujones que facilitan decisiones positivas), y su opuesto, el sludge (barreras que dificultan decisiones beneficiosas). Richard Thaler y Cass Sunstein popularizaron estos conceptos en su libro «Nudge». Ejemplos como la presentación de información o la disposición de opciones en tiendas ilustran cómo los detalles pueden influir en el comportamiento financiero. Un cambio tan simple como rediseñar las opciones de comida en un evento puede modificar hábitos de consumo, al igual que hacer más fácil el ahorro y más difícil el gasto.

El sludge es un fenómeno omnipresente que Valero describió como «nudges para el mal». Se manifiesta en procesos complejos, como cancelar una suscripción o devolver un producto. Estos obstáculos afectan más a personas vulnerables, perpetuando la desigualdad. En Estados Unidos, el coste económico del sludge asciende a 200.000 millones de dólares anuales, principalmente en ayudas que no se reclaman por barreras administrativas. Por tanto, auditar y reducir el sludge puede tener un gran impacto social y económico.

 

 

La revolución tecnológica y la inteligencia artificial
Valero subrayó la importancia de la IA en la mejora de la salud financiera. La IA permite personalizar las estrategias de intervención conductual, analizar datos masivos y predecir comportamientos. Casos como el de WeBank, que ha reducido significativamente su tasa de morosidad al analizar perfiles conductuales, demuestran el potencial de estas tecnologías. Sin embargo, el éxito de estas herramientas requiere un enfoque conductual que considere factores como el estado de ánimo de los usuarios y su contexto.

 

El asesoramiento financiero debe evolucionar para incorporar perfiles psicográficos y analizar cómo las personas reaccionan al riesgo. Esto va más allá de la clásica clasificación de inversores y requiere entender las emociones y circunstancias de cada individuo. Un buen asesoramiento financiero puede aumentar los ingresos en un 7-8%, pero su impacto cualitativo en la percepción de bienestar puede ser aún mayor, como explicó Valero junto al profesor Shlomo Benartzi en su investigación.

 

El bienestar financiero es un factor determinante para la calidad de vida y la productividad. Con educación, tecnología y un enfoque conductual, se pueden lograr cambios significativos. Los principios de la economía del comportamiento, como el nudge, combinados con la IA, representan un futuro prometedor en la mejora de la salud financiera. «Hacer las cosas fáciles» es un mantra que Valero invita a seguir para construir un sistema financiero más justo y eficiente.

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